México
del Norte
mexicodelnorte@yahoo.com.mx
El
Voto Caro
Además de caro, el voto más caro del mundo
resultó, según algunas opiniones, un total fracaso. Solamente 40 mil 714
mexicanos que viven fuera de su país pudieron superar los obstáculos impuestos
por el Código Federal de Instituciones y Procesos Electorales, el COFIPE, y
emitieron su voto “en tiempo y forma”.
Salió
caro, según las cifras del Instituto Federal Electoral, el IFE, alrededor de
505 dólares por voto emitido, incluyendo desde el pre-registro por Internet porque
el Padrón del Exterior solamente se abre por 90 días cada seis años, y hasta
doble costo postal porque el correo gringo devolvió en 5 días, según su norma,
los paquetes que los votantes no recogieron a tiempo. De hecho, solamente votó
un 68.87 por ciento de los registrados, y 18,378 votos no llegaron a tiempo
para contarse.
Fue,
dice el flamante senador por Jalisco Arturo Zamora , “el voto más caro del mundo”, un
“voto fracasado”, y se pronuncia por “una reforma electoral para facilitar el
voto de los mexicanos en el extranjero, eliminar la burocracia, impulsar que
líderes de paisanos tengan mayor representación en el Congreso y establecer
candados para evitar el uso electorero de la red consular”. Su malestar es doble,
porque según los resultados de la votación desde el exterior, el PRI quedó en
un irrisorio tercer lugar.
No
extraña el argumento de que la red consular mexicana trabajó en beneficio del
PAN porque, extrañamente, de los 40,714 votos “de afuera”, Josefina Vázquez
Mota se llevó 17 mil y pico, un 42.16 por ciento, resultado que contradice los
resultados “oficiales” del voto en México. Pero Andrés Manuel López Obrador se
llevó 15,878 votos, prácticamente el 39 por ciento, y ahí si que no se puede
acusar a los consulados.
Enrique
Pena Nieto solamente sacó 6,359 votos, poquito más del 15 por ciento, y Gabriel
Quadri no alcanzó ni mil votos.
El
Voto Barato
Curiosamente, el resultado del Exterior
entre López Obrador y Peña Nieto se parece bastante al de las casillas
especiales ubicadas en territorio nacional, donde el primero ganó con el 41 por
ciento del voto, contra un 28 por ciento de Peña Nieto. Más aún, si yo fuera el
Peje López Obrador, argumentaría también la manipulación de este voto externo,
por la rareza de la votación por Chepina Vázquez Mota.
Ojalá
el Peje gane la demanda por la anulación de la elección, porque con él ganaría
la democracia y ganaría el pueblo de México, el de adentro y el de afuera, pero
como mexicano en el extranjero, mi atención ya está puesta en nuestra
participación para la próxima elección.
De
los 21 millones de mexicanos en edad de votar que vivimos en México del Norte
(según el Censo de población de Estados Unidos), solamente votamos el 0.21 por
ciento. Dice el IFE que poco más de medio millón tenemos credencial para votar,
aunque ahí cuentan la credencial ’03, que ya no servirá para la próxima
elección. Dicho al revés, unos 15.8 millones de mexicanos residentes en Estados
Unidos en edad de votar no tienen credencial.
De
ahí la importancia de que Zamora llame a una reforma de la Ley Electoral, nomás
que yo la veo en chino. Curiosamente, para empezar, Zamora es actualmente vicecoordinador
de Asuntos Jurídicos del PRI en la Cámara de Diputados, y no le vimos ganas en
los últimos tres años de impulsar reforma alguna que hubiera ampliado el voto
exterior.
Por
si Zamora ahora sí se anima, ahí le van algunas sugerencias: Para empezar
necesitaríamos, de perdida, credencialización abierta del IFE en Estados Unidos
y otros países del extranjero, en vez de que nos sigan vendiendo Matrículas
Consulares. Después, necesitaríamos voto electrónico, que ya el Distrito
Federal probó que es cien por ciento confiable, en vez del ridículo proceso
postal. Luego, necesitaríamos no solamente votar sino “ser votados”, como dice
la Constitución, y eso implica abrir curules de diputados y senadores
migrantes, porque no podemos postularnos todos para Presidente. Ya encarrerado
el ratón, de una vez queremos votar por gobernadores, presidentes municipales,
congresos estatales y ediles, que son los que a final de cuentas nos friegan en
los programas 3 X 1 y similares.
Pero
ahí es donde la puerca tuerce el rabo. Con eso de que acá votamos contra el PRI
y ya #Somos132 por todos lados, se me hace que no van a querer reformar la ley.
Después de todo, repartir por acá tarjetas de Walgreens o de K-Mart para
comprarnos el voto le saldría al PRI bastante más carito que sus tarjetas de
Soriana…