jueves, 25 de octubre de 2012

Solas y Abandonadas


México del Norte
Jorge Mujica


¡Tenia que ser! De todas las comisiones del nuevo Senado mexicano, una fue rotundamente despreciada por los legisladores. Como si el tema no tuviera chiste ni importancia, la Comisión de Migración tenía una sola integrante, su presidenta, mejor conocida por su velocidad que por su relación con el tema.
            Es Ana Gabriela Guevara, la famosa corredora mexicana caída de la gracia de las autoridades por su innegable rebeldía. Elegida senadora por el Partido del Trabajo, Ana sufrió su primera derrota legislativa cuando la rechazaron para presidir la Comisión de Deportes, asignada a un mandilón del Verde Ecologista, y como premio de consolación le dieron la recién creada de Asuntos Migratorios.
La segunda derrota fue tratar de instalar la Comisión y enterarse de que estaba más sola que Blanca Nieves cuando los enanitos se iban a trabajar. De todas formas instaló la Comisión, solita. En representación de los que debían integrarla pero no han sido nombrados, porque los senadores insisten en formar parte de otras comisiones en la cámara alta, estuvieron por el PAN el chicano senador por Baja California, Ernesto Ruffo Appel, nacido en San Diego, la senadora del PRI por Nuevo León, Marcela Guerra Castillo, y el priísta Eviel Pérez Magaña, acusado de fraude y desvío de recursos en Oaxaca.
            Capaz le hubiera valido más quedarse sola que andar en tales compañías, pero el caso es que la Comisión de Asuntos Migratorios ya existe.
            La otra solitaria, aunque de otro modo, es la diputada del PRD, Amalia García Medina, exgobernadora de Zacatecas y ahora de vuelta en funciones legislativas.
            Amalia no está tan sola como Guevara, porque en la Cámara de Diputados hay tanto chango ahí si alcanza para cada mecate, pero tampoco tiene la mejor compañía. De sus 20 integrantes, 14 son priístas, panistas y del Partido Verde Ecologista. Le tocará remar contra los que cometieron el último fraude electoral y sus comparsas. Por lo menos, Amalia tiene experiencia en el campo de la migración, con parte de su familia y la mitad de los paisanos de su estado viviendo fuera del país.

Contra la corriente

Entre las dos, a las izquierdistas les tocará frenar la agenda anti imigrante priísta y panista.
            Y no es poca tarea. Para comenzar, deberán frenar la propuesta de Peña Nieto de crear una Patrulla Fronteriza estilo gringo pero en México, no para parar a los gringos que quieran pasar de norte a sur, sino a los centroamericanos que cada año entran al país no con ganas de quedarse sino con ganas de salir pero por el otro lado, hacia Estados Unidos.
            Para seguir, el PAN quiere empeorar, si esto es posible, la nueva Ley Mexicana de Migración aplicando, a su manera, su pésimo reglamento. Para muestra va un botón: La Secretaría de Gobernación pretende no darle visa a quienes transitan por territorio nacional rumbo a Estados Unidos, en contradicción con el texto de la Ley, que crea la figura de “extranjero en tránsito” y lo autoriza a quedarse hasta por 180 días. La idea era “legalizar” por medio año a los migrantes, para hacerlos menos vulnerables a la extorsión por parte de autoridades que, si los detectan, los “custodian” (mal sinónimo de “arrestar”), y luego los deportan.
            Según Gobernación, la visa “sólo se otorgará a quienes tengan solvencia económica suficiente para cubrir sus gastos de alojamiento y alimentación durante su estancia en territorio nacional”. La interpretación de los panistas de Gobernación es que “en ninguno de los artículos de la Ley de Migración se señala que los indocumentados que transiten por territorio nacional rumbo a Estados Unidos pueden ser beneficiarios de la visa por razones humanitarias”.
            Ante su soledad, Guevara ya está llamando a “instituciones, organizaciones no gubernamentales, migrantes, sociedad civil, universidades y los tres niveles de gobierno”, a foros para recibir análisis y propuestas sobre los asuntos migratorios. Los migrantes ya le agarraron la palabra, y pidieron en una carta con más de 300 firmas, que se integre por lo menos un migrante a su equipo de trabajo de manera permanente, para dar una opinión autorizada y con conocimiento al discutirse el tema.
            Guevara no inicia mal. Su falta de conocimiento específico del tema se compensa con una excelente postura política: “El Estado ha manifestado su debilidad y ha apostado a tratar de hacer de este tema una política de control social antes de ensayar políticas públicas que le resten poder de decisión”, dijo al instalar su solitaria Comisión, y lamentó que no se pueda “declarar a la migración como una zona de desastre, porque estaríamos obligados a hacerla, pues en ella confluyen la ausencia de respeto a los derechos humanos y existe una discriminación sistematizada”.

jueves, 11 de octubre de 2012

La Nueva Meximigra


México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx


“En el tema fronterizo tenemos que velar por tener una membrana inteligente, que detenga lo malo y deje pasar lo bueno, incluido las personas, tenemos que tener un cuidado puntual de los derechos, un gobierno humano para tener un tratamiento de las fronteras, vamos a reforzar las políticas de la integración e internación de los extranjeros”.
            Las anteriores no son palabras de Mitt Romney o alguno de sus asesores Republicanos anti-inmigrantes, aunque suenen por ese lado. “Detener lo malo y dejar pasar lo bueno, incluyendo las personas”, me suena a discurso propio de alguna autoridad de Arizona.
            Pero la declaración no se produjo de este lado, sino en México. Las pronunció el
Ex Coordinador de Asuntos Internacionales del Estado de México, Asesor Económico del mismo Estado, fundador y Presidente del Grupo Draconis (no los entrenadores del Pókemon, sino una “empresa consultora en transferencia internacional de tecnología industrial”), con títulos profesionales del ITESM, las Universidades de Cambridge y Tulane, y un post-doctorado del Instituto Universitario Europeo de Florencia, Italia. En estos días, se desempeña como coordinador de temas migratorios en el gabinete de transición de Peña Nieto.
            Su nombre es Arnulfo Valdivia Machuca, y quiere crear una nueva Patrulla Fronteriza “inteligente” del lado mexicano. Eso suena a contradicción, porque el concepto de impedir o dificultar el paso de los trabajadores hacia sus centros de trabajos no tiene nada de “inteligente”, ni desde el punto de vista económico ni el humano, pero en fin.
            Según Valdivia, “los esfuerzos sobre migración van encaminado a la creación de una frontera que funcione como ‘membrana inteligente’, una especie de filtro fronterizo que logre discernir las posibilidades de tránsito que tienen quienes arriban a México, es decir, que pueda crear los filtros necesarios para que quienes cruzan por la frontera sur no se queden varados en su intento por cruzar a Estados Unidos”.
            Explicando al post-doctor, diremos que se trataría de dejar pasar por la frontera sur solamente a quienes garanticen que pueden pasar por la frontera norte.

Eliminar a los Pobres

Los planes del nuevo Juan Hernández, aquél güerito texano de sangre azul designado por Vicente Fox para tratar los asuntos migratorios desde la presidencia, se basan en cuatro puntos: 1- “Crear una política de Estado en la que participen todas las dependencias”; 2-  tener “Una frontera más respetuosa de los derechos humanos y con miras a atender la seguridad no sólo nacional, sino regional”; 3- “Modificar las especificaciones legales para el cruce de personas”, y 4- “Modernizar y crear nuevos filtros para tratar el flujo de personas por el territorio nacional, con el fin de disminuir el número de indocumentados que se concentran en la frontera norte sin posibilidades de cruzarla, formando cinturones de pobreza”.
            La primera suena hasta loable de alguna manera, y la han demandado los migrantes, La política migratoria mexicana, pese a ser el país con más migrantes en el mundo, sigue repartida entre 8 o 10 dependencias del gobierno federal, y es hora de crear una Secretaría de Migración. La segunda suena sospechosa. “Seguridad regional” es una frase favorita de los gringos casa vez que se meten en América Latina en vez de atender a las raíces de sus problemas en casa, como el consumo de drogas que fomenta la existencia del narco.
La tercera suena de plano rara. Hace apenas dos semanas Felipe Calderón por fin emitió el Reglamento de la Ley Mexicana de Migración, y eso de “Modificar las especificaciones legales para el cruce de personas” suena como a empeorarla un poco más. Y la cuarta suena exactamente como a Arizona. En vez de procurar una política de libre tránsito, se trataría de hacerle el trabajo sucio a la Migra gringa desde la frontera sur, evitando que los centro y sudamericanos lleguen a Estados Unidos por la vía de no dejarlos siquiera entrar a México.
En resumen, Valdivia dice que “Tener una frontera con cuidado de los derechos humanos no forzosamente implica que se deje pasar a todos, sino que se permita el tránsito a quien no se le tendrá en condiciones de peligro en la frontera norte”. O sea que en aras de la “seguridad” de los migrantes, mejor no los dejamos pasar y ya.
Curiosamente, según las autoridades migratorias, al año cruzan cerca de 400 mil personas por la frontera sur sin documentos, de los cuales 80 mil son deportados y 70 mil logran llegar a Estados Unidos, más o menos uno de cada cinco. Los 250 mil que se quedan equivalen, casi exactamente, a los mexicanos que pasan para “el norte” cada año.
Una política poblacional coherente estaría feliz con ese balance y debía concentrarse en las condiciones de vida y empleo de quienes residan en México, mexicanos o no. Pero la política de Peña Nieto parece encaminada no a eliminar la pobreza, sino a los pobres.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Ganador y Perdedor


México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx

Ganador y Perdedor

Que si ganó Romney, que si ganó Obama, que uno no manejó bien los temas y que el otro confundió al oponente apoderándose de su plataforma para confundirlo. Que qué lata, más bien, la importancia que se le otorga al primer debate entre los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos.
            No me extraña, la verdad, porque Estados Unidos vive en una ilusión creada por los medios de comunicación, por Holywood, y hasta que la gente no ve a los personajes en cuestión en televisión, en vivo y en directo, piensa que no existen, que son meros actores de telenovela que cuando acaba el programa se quitan el maquillaje y se van a la casa, como personajes de un libro que suspenden su existencia la cerrar el libro y ahí se quedan hasta que uno lo vuelve a abrir.
            “Según la encuesta rápida de CNN entre 430 votantes, el tantos por ciento dijo que ganó uno mientras el otro tantos por ciento dice que no va a votar por ninguno de los dos”. Así nos bombardearon las noticias al terminar el primero de tres, como si fueran caídas de lucha libre, debates de los candidatos presidenciales.
            Y si fuera lucha libre, digo yo, los debates definirían el resultado, pero todo es Holywood. Las elecciones ya comenzaron, de hecho, en algunos estados, en esta nueva modalidad en que no hay un día para ir a votar sino un mes o más, como en Ohio, donde las elecciones comenzaron el primero de octubre. Por correo o en casillas especiales, miles de votantes ya emitieron su voto, ya resolvieron la encuesta por anticipado, y si vieron el debate sería porque no había nada mejor en la televisión ese día y a esa hora.
            Otros tal vez le hicieron caso a la recomendación de un político local que los animaba a votar por anticipado diciendo que “es la mejor forma de librarse de nosotros. Ya no van a recibir propaganda por correo, llamadas automatizadas por teléfono ni gente tocándoles a la puerta el 6 de noviembre para recordarles que vayan a votar”.
             
Perdedores Todos

Me dan risa. Me recuerdan a quien decía que un debate entre candidatos a la presidencia es como poner a debatir a los tres cuates que ofrecen servicio como jardineros, a ver quien dice que sabe podar mejor los rosales y podar el pasto.
            Y me dan lástima los votantes gringos, porque además ni siquiera eligen al presidente y ni siquiera lo saben, o no se acuerdan.
            Desde 1787, al presidente de Estados Unidos se le considera algo así como el director ejecutivo de una federación de estados independientes. El único “poder” elegido por el pueblo, por los votantes del país, es el Congreso, al que se elige de manera directa. Pero al presidente lo elige el Colegio Electoral, un grupo de 538 personas (el mismo número de congresistas y senadores) repartidas entre los estados de acuerdo con su número de habitantes.
            Al “votar por presidente”, en realidad se vota por los llamados Electores en cada estado, quienes a su vez votan por el presidente y el vicepresidente, pero no en los porcentajes en que los votantes lo hicieron, sino en su afiliación partidaria. Es decir, que aunque en Illinois Obama saque el 60 por ciento del voto y Romney el 40, los 20 Electores de Illinois votarán por Obama. En otras palabras, la mayoría gana todo, el 100 por ciento.
            Por eso sucedió en el año 2000, por ejemplo, que Al Gore “ganó” las elecciones populares, los votos del pueblo, con un 48.38 por ciento, contra George W. Bush con un 47.87 por ciento, pero “perdió” el voto Electoral, por 271 contra 266. Aunque tuvo medio millón de votos populares más que Bush, perdió los votos Electorales de estados importantes como Texas, Florida y Carolina.
Y hasta ahorita, debate o no debate, ganador de las cámaras o los micrófonos o no, las encuestas serias dicen que Barack Obama cuenta con la lindeza de 269 votos Electorales, y Romney con 181. Quedan 88 votos Electorales en juego, en los estados que un día votan Demócrata y al otro Republicano.
            Por eso los debates me dan risa y lástima. Son un show y el público todavía se lo cree.
            Para mí, lo único interesante del debate es si vamos a tener que lidiar en el movimiento migratorio con un enemigo conocido, o un enemigo por conocer.