México del Norte
Jorge Mújica Murias
Indocumentados Apoyados
Unos 50
millones de personas en el mundo, según la Unicef, Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia, son “despapelados de origen”; es decir, no tienen documentos de identidad. Esto significa, en
esta modernísima sociedad, que no son “personas” desde el punto de vista de las
leyes, y que obviamente no son “ciudadanos”, por aquello de que cualquier cosa
que se trate de hacer en la vida requiere de algún tipo de identificación.
“No puedes entrar a la escuela, sacar
credencial de elector, tener servicios de salud o recibir beneficios públicos”,
dice Oscar Ortiz, director general en México de la organización internacional
Be Foundation, según reporta el diario La Jornada. En pocas palabras “No tienes
derecho a tener derechos”, aunque la Convención Internacional de los Derechos
del Niño establece como primer derecho el tener nombre y nacionalidad.
Un montón de esas personas, como sabe
el lector, son mexicanos que viven en Estados Unidos. Jóvenes o viejos, hombres
y mujeres, cuya mejor identificación es la identificación de la fábrica que los
explota, y que no les sirve más que para cambiar un cheque de salarios a cambio
de una fuerte comisión.
Por eso es loable una petición que
hizo el Senado de la República la semana pasada, de que se apoye a los jóvenes
mexicanos radicados en Estados Unidos y que no tienen documentos, para que
puedan beneficiarse del llamado DACA, el Programa de Acción (Deportación) Diferida,
que le daría permisos de trabajo por dos años a algunos indocumentados.
Pide el Senado a la Secretaría de
Relaciones Exteriores y al Ejecutivo que “realice las gestiones pertinentes
para exentarlos del pago de la matrícula consular y del desembolso de 465
dólares por concepto de solicitud de dicho programa”. No estaría mal, aunque
saldría caro. Si la teoría es cierta, tal vez un millón de mexicanos despapelados
en Estados Unidos no tendrían que pagar los 29 millones de dólares de Matrículas
(de a 29 dólares por piocha), ni 465 millones de dólares de trámites.
Ahí va a torcer la puerca el rabo,
porque no creo que Relaciones Exteriores suelte 6 mil millones de pesos para
los expatriados.
Indocumentados de Origen
Para mí que
saldría más barato tratar el problema (al menos para el futuro), desde su
origen, en México.
Resulta que la despapelada comienza allá.
Según el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional
Autónoma de México, unos 12 millones de mexicanos “no existen”, porque no tienen
acta de nacimiento.
Otro documento, del Banco
Interamericano de Desarrollo, pone la cifra en 14.2 por ciento de la población menor
de cinco años, es decir, unos 600 mil niños al año que son registrados ante el
gobierno.
“Sin registro”, dice Ortiz, “esta
población es presa fácil del crimen organizado, víctimas de múltiples
delitos y también ejecutores de los mismos, pues si no tienen personalidad
jurídica no pueden ser ligados con nadie, ni defendidos, y por eso al morir
muchos de ellos terminan en la fosa común”. Obviamente además, no están
calculados en la población y eso lleva a menores presupuestos de servicios públicos.
El registro es particularmente difícil
en las zonas más pobres, con el agregado de que si no se registra al niño antes
de los 6 meses de nacido, los papás tienen que caerse con multas entre 300 y
800 pesos, y registrar un adulto implica pagar abogado para sacar una “constancia
de inexistencia de registro”. “¡Es casi como obtener un doctorado!”, señala
Ortiz. “En broma, se dice que al no existir no se puede uno morir, pero en serio,
no se puede tener una muerte digna ni heredar. Son personas invisibles, no-personas,
y su estatus jurídico es inferior al de un animal o un objeto. Los celulares,
los carros y hasta el ganado están registrados, pero una persona sin acta de
nacimiento está por debajo de ese nivel”.
Habría que recomendarle a los
Senadores que en vez de andar haciendo “peticiones” a Relaciones Exteriores y
al Ejecutivo, se pongan las pilas y cambien las leyes que impiden a la gente
registrarse en México, y de hecho también en el exterior, porque sacar una Matrícula
Consular o un Pasaporte mexicano en un consulado es como otro doctorado más.
Saldría más barato y remediaría
buena parte de los problemas que enfrenta nuestra población de este lado por la
falta de papeles, no solamente los gringos, sino los mexicanos…
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