México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx
El Primero…
Dicen por ahí que en una competencia siempre que alguien gana alguien también pierde. En otra variante, digamos que cuando hay solamente dos competidores en una competencia, no hay primero y segundo lugar, sino solamente un ganador y un perdedor.
La diatriba anterior viene a cuento porque la semana pasada alguien le espetó a una bola de representantes de los 7 partidos políticos mexicanos reunidos en Chicago, capital de México del Norte, que “vamos a ver qué país, cuál de nuestros dos países, nos hace ciudadanos primero, México o Estados Unidos”.
La frase y el concepto no son demasiado nuevos, los hemos estado repitiendo desde hace algunos ayeres, pero se ha popularizado en los últimos tiempos. Tiene que ver con el concepto de “ciudadano” como distinto a “nacional”. Nacional es el originario de alguna nación, nacido ahí y con los derechos que ese hecho le otorga. El otro, el Ciudadano, es una nacional que participa políticamente en los destinos de esa nación.
Y ahí entra la cosa de “a ver quién gana”.
Por obviedad, obvia, los mexicanos en el exterior somos nacionales, pero no necesariamente ciudadanos. Es más, según los números preliminares del registro de mexicanos para votar desde el exterior, nomás habremos unos 35 mil ciudadanos mexicanos viviendo en el extranjero a mediados de año. Y conste que digo a mediados, porque en una de esas muchos de los registrados ni siquiera alcanzan a votar.
Así le pasó hace unos meses a los michoacanos, que se registraron para votar uy nunca les llegó la boleta electoral. Se quedaron en nacionales michoacanos nomás. De los treinta y tantos mil registrados para votar en julio, no me extrañaría que pase lo mismo con algunos, y nos queden menos ciudadanos al rato que ahorita.
La frase del “a ver quien gana” no es tan desatinada, es un desafío porque hasta el momento México no parece no tener ningún interés en darnos la ciudadanía. Al contrario, para los partidos políticos que vinieron a Chicago, parece que lo que les interesa es que haya menos ciudadanos, porque en 6 años no fueron capaces de cambiar un solo parrafito de la ley electoral para darnos el chance de votar.
…Y el Último
Y lo mismito nos pasa de acá de este lado. Tampoco hay interés en que nos hagamos ciudadanos de verdad.
Hace un par de días se aprobó en Chicago la llamada “redistritación”, engorroso proceso que obliga a todo el país a recomponer los mapas electorales según los resultados del Censo de 2010. La altamente democrática obligación se resuelve de la manera más antidemocrática posible, para varias, y en la que los ciudadanos no tienen nada que ver y difícilmente se enteran de por dónde anda la bolita.
En el caso particular de Chicago, el Censo dice que en un chico rato y nos hacemos más que los demás. Nuestra población es un 32 por ciento negra, un 32 por ciento blanca, y un 29 por ciento morena. El resto está compuesto de todos los demás colores del arcoiris mundial.
Siendo así, a los latinos les corresponderían matemáticamente 15 asientos en el Ayuntamiento, contra unos 17 y 17 de los otros grupos étnicos mayores, y uno de propina para los demás.
Pero como las matemáticas no cuentan en la política excepto a la hora de contar mal los votos que se hayan depositado en una urna, el “acuerdo” de una bola de políticos tramposos, mentirosos y corruptos como siempre, es que a los latinos les van a tocar nomás 13 curules. Los negros bajan de 19 a 18, y los blancos se quedan con los 17 que hasta hoy tienen. El resto son “distritos” de influencia pero no de mayoría”, dicen, o sea que cualquier raza los puede ganar si se entiende con otra raza.
Lo curioso del caso es que uno de los distritos de indudable mayoría latina está representado, desde hace como tres décadas, por un blanco. Como quien dice, serás mayoría en población, pero no necesariamente te van a dejar ganar las elecciones.
En conclusión, ni aquí ni allá nos toca la ciudadanía de verdad. La de México porque ni siquiera nos dejan votar, y la de Estados Unidos porque en caso de votar de todas formas hay que elegir a un blanco para que nos “represente”.
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