México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx
Sucedió hace unos días, en uno de esos estados que antes eran nuestros y que está lleno de paisanos, Nuevo México. Una política local le dijo a otra “La Mexicana”, y después dijo que “no tenía intención de insultarla”.
Pero a “la mexicana’ si le pareció insulto, y puso el grito en el cielo. Y a otra “mexicana” que estuvo en medio del debate, le pareció igual de insultante que le dijeran que “estaba acarreando agua mexicana para el cuarto piso”.
El caso es curioso a más no poder, porque la primera política, la que soltó el epíteto de “mexicana” resulta ser la Representante Estatal Demócrata Sheryl Williams Stapleton, quien a pesar del tremendamente blanco nombre que porta, aún más curiosamente se autodescribe como “mitad negra y mitad hispana”. Por lo menos eso le dijo al periódico El Paso Times, justificando entonces que sus exclamaciones no pueden ser racistas.
Las insultadas son la Representante Estatal Nora Espinoza, y ni más ni menos que la primera gobernadora de un estado en Estados Unidos de ascendencia mexicana, la Republicana Susana Martínez, cuyos padres son oriundos de México.
La referencia de “llevar agua mexicana al cuarto piso” se refiere, una de dos, a que Espinoza anda de mandilona de Susana llevándole botellas de agua a la oficina, o simplemente a que su ascendencia tiene connotaciones políticas de algún terrible complot mexicano para apoderarse de Nuevo México o algo así. A la mejor es la segunda, porque a muchos blancos, aunque sean “negros-latinos” y Demócratas como Williams Stapleton, parece que les cuesta trabajo asimilar que el 46 por ciento de los pobladores de Nuevo México son latinos.
Martínez dijo que los comentarios de Williams Stapleton le parecían “tristes y desilusionantes” y ahí paró la cosa. La bronca de fondo, parece ser, es que la “negra-latina” Demócrata no aprueba los planes de reforma escolar de “la mexicana”.
Y El Mexicano
Todo esto me recordó a un personaje histórico, al menos en Estados Unidos, inmigrante nacido en México pero nunca reconocido por nuestro país ni por nosotros.
Se llamaba George, o Jorge, en caso de que hubiera actas de nacimiento en la Colonia Dublán, Galeana, en Chihuahua en 1907. Vivió poco allá, para el 1912, unos cuates llamados Pascual Orozco y José Inés Salazar le hicieron la vida de cuadritos a los colonos. Su familia jaló pa’l norte. En sus memorias, George se autodescribe como parte de “las primeras personas desplazadas del Siglo XX”.
Ya en gringolandia, en Los Ángeles para ser precisos, al chamaco le apodaban en la escuela “El Mex”.
Creció pobre, porque su padre era buen carpintero de la construcción pero malo para los negocios, y dos veces quebró por completo, pero era bien abusado y se metió en negocios con más suerte que su ‘apá, y luego en política.
Durante la Segunda Guerra Mundial, llegó a ser jefazo del Consejo de la Victoria de Detroit, Michigan, organizaciones creadas para aumentar la producción para satisfacer las necesidades de la guerra, y prácticamente le tocó resolver los levantamientos raciales de 1943 en esa ciudad, debidos a la discriminación contra los obreros negros que reemplazaban a los obreros blancos que andaban de soldados en Europa, consiguiéndoles vivienda subsidiada cerca de la planta de la Ford.
Para el 1950, como miembro del Consejo Ciudadano de Planeación de Vivienda, George criticó la segregación racial y agarró prestigio por su “ardiente personalidad”. Se lo jalaron como asesor de la AMC, American Motors Company, y en 1954 cuando al gerente se enfermó gravemente, lo pusieron en su puesto. Se redujo un 35 por ciento de salario, armó excelentes relaciones con el sindicato, armó un reparto de utilidades y apoyó la Ley Estatal de Trabajo.
En 1962 se le ocurrió lanzarse para Presidente de Estados Unidos. Le llamaron “Chihuahua George” y perdió las primarias Republicanas contra Richard Nixon.
Se apellidaba Romney, y por ahí en algún momento nació su hijo, Mitt.
Nomás que el hijito, el mexicanito, no se acuerdo de su papá y odia a los mexicanos. Capaz México debía darle un homenaje a “el Mex”, a “Chihuahua George”, algún premio Othli póstumo. Con el ánimo anti-mexicano de los políticos de hoy día, Demócratas y Republicanos, o Mitt Romney no llega ni a la esquina en estas elecciones, o nos damos el lujo de rebote de tener al primer Presidente “México-Americano” de Estados Unidos…
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