miércoles, 29 de febrero de 2012
La Voz de los Sin Voz
México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx
El tema, más tarde que temprano, llegó otra vez a Holywood. Natalie Portman, una de mis artistas favoritas, no solamente se refirió al tema de la inmigración al entregar las nominaciones para los Oscares de este año, sino que cuidadosamente evitó “la palabrita con i”, “ilegal”, para referirse a quienes no tienen papeles migratorios.
Entregándole su nominación al mexicano Demián Bichir, por su papel en la película sobre la inmigración “A Better Life,” identificó su personaje como “inmigrante indocumentado”.
Portman señaló que “Has creado simpatía por un ser humano de tal manera que todos salimos del cine mirando al mundo de una forma diferente. Como Carlos Galindo, un inmigrante indocumentado que lucha para darle a su hijo las oportunidades que él nunca tuvo, nos diste una visión de un ser humano que nadie había ni siquiera osado considerar anteriormente”.
Bichir primero, y George Clooney después, además del director Chris Weitz, le siguieron la onda. Bichir dijo que “siempre estoy buscando una causa justa que merezca atención. Esta es una de las muchas luchas sociales en nuestro país que triunfará. Cada vez que me inviten y pueda ir, voy a trabajar por la reforma migratoria”.
Clooney, por su parte, dijo que la reforma migratoria podría no lograrse este año por la política, pero “debe ser incluida en la agenda del presidente. Tenemos que ponerla en la agenda y discutirla. La solución no es construir un muro gigantesco (en la frontera) o deportar a 11 millones de personas. Hay que encontrar una solución real”.
Hasta ahí todo bien. Que en Holywood se toque el tema de la inmigración con sentido humano y favoritismo es bueno. Más que bueno, yo creo que la batalla, en muchos sentidos, se gana en los medios de comunicación, porque se gana ganando la opinión pública, única fuerza capaz de forzar a los políticos a hacer algo que tenga sentido, en vez de las burradas que hacen todos los días. A falta de lana para elegir a nuestros propios políticos, la opinión pública es lo mejor que podemos usar.
Todo sería estupendo, excepto porque la Portman dijo algo más. Usó una frase cliché y le dijo a Bichir que “le has dado voz a los indocumentados”.
La Voz de Quien Puede y Quiere
Ahí empezó el despiporre.
Mónica Novoa, coordinadora de la campaña “Eliminar la Palabra con I (ilegal)”, celebró que Portman hubiera dicho indocumentado en vez de “ilegal”, lo cual “le hubiera quitado seriedad al trabajo de Bichir si hubiera dicho ‘ilegal”, pero luego se enfurruñó. “No hubiera dicho ‘darle voz a los sin voz”, dijo, porque “nada está más lejano de la verdad. La gente sin documentos de todas edades y todos tipos están dirigiendo la lucha por los derechos de los indocumentados y se están organizando para decir la verdad. Tienen muchas voces y están diciendo sus propias historias y peleando sus propias luchas”.
Y ella fue ligerita. En su blog, Emmanuel García dice que la frase le dio tirria. “Los indocumentados tienen voz pero nadie quiere escucharlos. Políticos y activistas de inmigración (con documentos), dicen que hablan ‘por los indocumentados’, a pesar de las acciones de jóvenes indocumentados. Cada vez que oigo a alguien decir esto me incomoda y pienso que ‘los indocumentados tienen su propia voz, tú solamente tienes que callarte y escucharlos. Los indocumentados tienen videos, podcasts e historias sobre los propios indocumentados. Bichir no nos está dando ningún buen ejemplo”.
Ahí a mí me da tirria. Soy uno de esos documentados que habla por otros. Según los críticos de “la voz de quienes no tienen voz”, me debía callar.
No debía hablar de las mujeres porque no soy mujer, ni de la guerra porque no soy soldado ni del desempleo porque no soy desempleado. Incluyo las luchas y los derechos de quienes tienen otras preferencias sexuales, y las de los campesinos, porque lo único que siembro son tomates en mi jardín.
Naturalmente, no hablaría de los jóvenes porque tengo más de cinco décadas, y mucho menos de los obreros porque soy un trabajador de la pluma, no de las fábricas. Capaz sólo debía escribir de cocina porque se me dan bien la paella y el espagueti.
Pero no lo creo. Ojalá hubiera un actor o actriz indocumentados nominados para el Oscar, pero no lo veo por ningún lado. Faltando un carita como Clooney pero sin papeles, me gusta él diga lo que dijo.
La batalla no se va a ganar con las voces de quienes no son escuchados no por falta de voz, sino porque no tienen acceso a los medios. Necesitamos a todos y de todos a nuestro favor, en todos lados. Callarlos sería un error mayor.
jueves, 23 de febrero de 2012
De Polimigra a Polipeor…
México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx
Esta no es una columna “contra Barack Obama”. Necesito dejarlo claro porque algún lector se me quejó por ahí de que “yo siempre escribo “en contra del Presidente”.
La bronca es que cuando uno escribe sobre la realidad, la política y la política de actualidad mezclada con la inmigración, por donde quiera que sea las cosas salen como salen y prácticamente siempre salen mal. No soy yo, es la realidad real.
Veamos por ejemplo el último anuncio de Barack Obama sobre sus políticas de inmigración: “Desaparecerá el Programa 287(g)”, que algunos dicen que es una “buena noticia”.
Como eso de andar usando números a alguna gente la confunde, traduciremos que el Programa 287(g) es lo que nosotros hemos apodado la Polimigra, un apodo que nación en esta columna de México del Norte y se popularizó en todo el país en los últimos años.
El Programa de la Polimigra nació en realidad en la época de George Bush como presidente, pero la administración de Barack Obama lo mantuvo vivo y de hecho hasta lo acrecentó un poco. De hecho, fue la primera forma que encontró para deportar un número récord de inmigrantes de los Estados Unidos en sus primeros dos años de gobierno.
La Polimigra estaba diseñado para entrenar policías locales como agentes auxiliares de la Migra, para que “supieran” cuando una persona detenida por cualquier motivo posiblemente no tenía papeles de inmigración, y entonces reportarlos a la Migra. Parte de los Polimigras eran los trabajadores de las prisiones del país, que le agregaron a sus tareas checar los expedientes de la gente que tenían en custodia esperando juicios civiles, para reportarlos a la Migra.
Pero este año, el Departamento de Seguridad Nacional anunció que no van a firmar nuevos contratos de Polimigra, y que le darán fin al Programa 287(g) por ser “poco productivo”. Terminará en noviembre, cuando terminan los programas de capacitación de Polimigras que están en funcionamiento. Bush le heredó a Obama 60 contratos de Polimigra firmados entre la Migra y departamentos locales de Policía, y ahora hay 68.
La eliminación del programa le ahorrará al país 17 millones de dólares.
…A Polipeor!
A estas lecturas se preguntará el lector ¿dónde está lo malo? Es decir, ¿qué puede haber de malo en eliminar un programa que además de gandalla probó justificar por todos lados el perfilamiento racial de los latinos, como en el caso del Sheriff Joe Arpaio de Arizona y otros changos similares que lo usaron para justificar su racismo?
Más aún, según un estudio del año pasado del Instituto de Políticas Migratorias, el Programa de la Polimigra había “desatado el miedo y la desconfianza hacia las autoridades” locales que firmaban con la Migra.
Mejor aún, ¿que puede haber de malo en terminar un programa terrorista de gobierno?
Lo malo está en que los ahorros se van a dedicar a un programa peor, uno de los favoritos de Barack Obama, el de Comunidades Seguras.
“Comunidades Seguras es un programa más consistente, más eficiente y más efectivo para identificar y remover criminales y otros extranjeros”, dice Seguridad Nacional.
En otras palabras, la administración de Obama le confiará más a las computadoras que analizan huellas digitales que a los policías de la calle, porque así puede agarrar más gente para deportarla en todas las cárceles y estaciones de policía del país en vez de solamente 68 lugares.
Es la Polimigra en esteroides, manejada por computadora. Cada vez que una persona es detenida por cualquier cosa se checan sus huellas digitales y listo. La Migra hace todo el trabajo y no tiene que hacer “contratos” ni entrenar a nadie.
En corto, la buena noticia es bastante mala. En primer lugar, no desaparece la Polimigra hasta noviembre, después de las elecciones, lo cual ya da mala espina de por sí. Parece ser otra de esas jugadas para ganarse el voto latino con una mentirota de las que acostumbra.
En segundo lugar, sustituye a los policías, que a veces cumplían y a veces no, con un eficiente programa de computadora.
Luego por eso me dicen que mi columna “habla mal de Obama”. Y por eso yo digo que no, que él solito se mete en broncas. Yo nomás las explico para no irse con la finta…
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx
Esta no es una columna “contra Barack Obama”. Necesito dejarlo claro porque algún lector se me quejó por ahí de que “yo siempre escribo “en contra del Presidente”.
La bronca es que cuando uno escribe sobre la realidad, la política y la política de actualidad mezclada con la inmigración, por donde quiera que sea las cosas salen como salen y prácticamente siempre salen mal. No soy yo, es la realidad real.
Veamos por ejemplo el último anuncio de Barack Obama sobre sus políticas de inmigración: “Desaparecerá el Programa 287(g)”, que algunos dicen que es una “buena noticia”.
Como eso de andar usando números a alguna gente la confunde, traduciremos que el Programa 287(g) es lo que nosotros hemos apodado la Polimigra, un apodo que nación en esta columna de México del Norte y se popularizó en todo el país en los últimos años.
El Programa de la Polimigra nació en realidad en la época de George Bush como presidente, pero la administración de Barack Obama lo mantuvo vivo y de hecho hasta lo acrecentó un poco. De hecho, fue la primera forma que encontró para deportar un número récord de inmigrantes de los Estados Unidos en sus primeros dos años de gobierno.
La Polimigra estaba diseñado para entrenar policías locales como agentes auxiliares de la Migra, para que “supieran” cuando una persona detenida por cualquier motivo posiblemente no tenía papeles de inmigración, y entonces reportarlos a la Migra. Parte de los Polimigras eran los trabajadores de las prisiones del país, que le agregaron a sus tareas checar los expedientes de la gente que tenían en custodia esperando juicios civiles, para reportarlos a la Migra.
Pero este año, el Departamento de Seguridad Nacional anunció que no van a firmar nuevos contratos de Polimigra, y que le darán fin al Programa 287(g) por ser “poco productivo”. Terminará en noviembre, cuando terminan los programas de capacitación de Polimigras que están en funcionamiento. Bush le heredó a Obama 60 contratos de Polimigra firmados entre la Migra y departamentos locales de Policía, y ahora hay 68.
La eliminación del programa le ahorrará al país 17 millones de dólares.
…A Polipeor!
A estas lecturas se preguntará el lector ¿dónde está lo malo? Es decir, ¿qué puede haber de malo en eliminar un programa que además de gandalla probó justificar por todos lados el perfilamiento racial de los latinos, como en el caso del Sheriff Joe Arpaio de Arizona y otros changos similares que lo usaron para justificar su racismo?
Más aún, según un estudio del año pasado del Instituto de Políticas Migratorias, el Programa de la Polimigra había “desatado el miedo y la desconfianza hacia las autoridades” locales que firmaban con la Migra.
Mejor aún, ¿que puede haber de malo en terminar un programa terrorista de gobierno?
Lo malo está en que los ahorros se van a dedicar a un programa peor, uno de los favoritos de Barack Obama, el de Comunidades Seguras.
“Comunidades Seguras es un programa más consistente, más eficiente y más efectivo para identificar y remover criminales y otros extranjeros”, dice Seguridad Nacional.
En otras palabras, la administración de Obama le confiará más a las computadoras que analizan huellas digitales que a los policías de la calle, porque así puede agarrar más gente para deportarla en todas las cárceles y estaciones de policía del país en vez de solamente 68 lugares.
Es la Polimigra en esteroides, manejada por computadora. Cada vez que una persona es detenida por cualquier cosa se checan sus huellas digitales y listo. La Migra hace todo el trabajo y no tiene que hacer “contratos” ni entrenar a nadie.
En corto, la buena noticia es bastante mala. En primer lugar, no desaparece la Polimigra hasta noviembre, después de las elecciones, lo cual ya da mala espina de por sí. Parece ser otra de esas jugadas para ganarse el voto latino con una mentirota de las que acostumbra.
En segundo lugar, sustituye a los policías, que a veces cumplían y a veces no, con un eficiente programa de computadora.
Luego por eso me dicen que mi columna “habla mal de Obama”. Y por eso yo digo que no, que él solito se mete en broncas. Yo nomás las explico para no irse con la finta…
miércoles, 15 de febrero de 2012
Arizona 451
México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx
Arizona es “caliente” en muchos sentidos. En sus no tres sino “cuatro meses de verano” de junio a septiembre, las temperaturas altas promedio están por encima de los 100 grados Fahrenheit. Desde hace un par de años es más caliente todavía, por la estúpida y racista ley contra los inmigrantes sin papeles, y hace unas semanas subió a los 451 grados Fahrenheit.
Ni se preocupen nuestros lectores latinos en hacer la conversión a grados centígrados, porque ni viene al caso ni hablamos de temperatura ambiental, sino la temperatura a la que se quema el papel. No es que yo me las haga de sabiohondo, sino que así se llama un popularísimo libro de Ray Bradbury, que habla de una sociedad que vive bajo un régimen dedicado a quemar libros por considerar que contribuyen a la confusión de la sociedad y no a ganar conocimientos variados y distintos.
Así, como salido del libro de Bradbury, es el Código A.R.S. § 15-112 de Arizona, impulsado por el Superintendente de Instrucción Pública del Estado, John Huppenthal, que prohíbe los cursos y clases que “promuevan el derrocamiento del gobierno de Estados Unidos; el resentimiento hacia una raza o clase de personas; que estén diseñados primordialmente para estudiantes de un grupo étnico particular, o que promuevan la solidaridad étnica en vez de tratar a los estudiantes como individuos”.
Como toda ley idiota, fue demandada en Corte pero desgraciadamente el Juez la apoyó y ahora está vigente. Y los libros usados en el Programa de Estudios México-Americanos de Tucson, según Huppenthal, dicen que “Las minorías latinas han sido y siguen siendo explotadas por la mayoría caucásica”. Por lo tanto, quedaron prohibidos.
Huppental le cortó en febrero 5 millones de dólares al Distrito Escolar de Tucson, por lo cual “los libros fueron sacados de las aulas, puestos en cajas y enviados al depósito de Libros de Texto”, declaró la vocera escolar Cara René, y el Programa de Estudios México-Americanos fue clausurado.
Los “Wet-Books”
Así las cosas, un grupo de texano-chicanos y otros “vatos” se acaban de convertir, declaradamente, en “contrabandistas de libros hacia Nazizona, antes conocida como Arizona.
Ante la quema virtual de libros, estilo Adolfo Hitler o Augusto Pinochet, el grupo de “librotraficantes” está dedicada a juntar libros para cruzarlos la frontera de Arizona en marzo y reglarlos a quien los quiera leer y para crear “bibliotecas clandestinas”, al estilo del escrito de Bradbury.
La caravana de “librotraficantes” estará integrada por famosos autores de libros ahora prohibidos en el estado, como Luis Urrea, Carmen Tafolla, Bárbara Renaud González, Denise Chávez, Rudolfo Anaya, Sandra Cisneros, Helena María Viramontes, y una docena más, y apoyada por otros conocidos artistas e intelectuales latinos, como Lalo Alcaraz, creador de la tira cómica “La Cucaracha”, e instituciones como el Guadalupe Cultural Arts Center de San Antonio y el National Hispanic Cultural Center de Albuquerque.
Tony Díaz, dirigente del proyecto de los “wet-books”, por aquello de los “wet-backs”, espaldas mojadas, y fundador de un grupo llamado Nuestra Palabra: Escritores Latinos Con Algo Que Decir, señala que “A Rosa Parks le negaron un asiento en el camión, a nosotros nos están negando nuestros libros, y eso nos ofende hasta el alma. Tenemos que responder”.
La caravana de Librotraficantes partirá de Houston el 12 de marzo, pasará por San Antonio y El Paso, Texas; Mesilla y Albuquerque, en Nuevo México, y terminará en Tucson, Arizona, el viernes 16 de marzo. De paso, el 17 celebrarán al Batallón de San Patricio, grupo de soldados irlandeses que desertaron del ejército gringo que invadía México en 1848, y se pasaron de nuestro lado. La celebración será para “recordar cómo los irlandeses y mexicanos colaboraron en el pasado”, dicen los Librotraficantes. Por no dejar, al pasar por San Antonio los Librotraficantes se echarán un rollito en el fuerte de El Álamo, histórico sitio donde el ejército mexicano le partió hasta el alma al ejército invasor gringo. Ya en Tucson, se repartirán los libros que queden por medio de una camioneta bautizada como la “Libros Libres Taco Truck”.
Según Tony Díaz, “Sus nietos le preguntarán a todo el mundo dónde estuvo cuando se hizo la Caravana de Librotraficantes del 2012. Habrá que responder ‘Yo apoyé a Tucson, yo apoyé la cultura, yo apoyé la libertad de expresión”.
Yo, mañana me voy a comprar todos nuestros libros en las reventas de a 25 centavos y un dólar, y se los mando a Houston. Si usted, querido lector, quiere hacer lo mismo, contáctelos en www.librotraficante.com.
Y “V” for Victory, Vat@s!!
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx
Arizona es “caliente” en muchos sentidos. En sus no tres sino “cuatro meses de verano” de junio a septiembre, las temperaturas altas promedio están por encima de los 100 grados Fahrenheit. Desde hace un par de años es más caliente todavía, por la estúpida y racista ley contra los inmigrantes sin papeles, y hace unas semanas subió a los 451 grados Fahrenheit.
Ni se preocupen nuestros lectores latinos en hacer la conversión a grados centígrados, porque ni viene al caso ni hablamos de temperatura ambiental, sino la temperatura a la que se quema el papel. No es que yo me las haga de sabiohondo, sino que así se llama un popularísimo libro de Ray Bradbury, que habla de una sociedad que vive bajo un régimen dedicado a quemar libros por considerar que contribuyen a la confusión de la sociedad y no a ganar conocimientos variados y distintos.
Así, como salido del libro de Bradbury, es el Código A.R.S. § 15-112 de Arizona, impulsado por el Superintendente de Instrucción Pública del Estado, John Huppenthal, que prohíbe los cursos y clases que “promuevan el derrocamiento del gobierno de Estados Unidos; el resentimiento hacia una raza o clase de personas; que estén diseñados primordialmente para estudiantes de un grupo étnico particular, o que promuevan la solidaridad étnica en vez de tratar a los estudiantes como individuos”.
Como toda ley idiota, fue demandada en Corte pero desgraciadamente el Juez la apoyó y ahora está vigente. Y los libros usados en el Programa de Estudios México-Americanos de Tucson, según Huppenthal, dicen que “Las minorías latinas han sido y siguen siendo explotadas por la mayoría caucásica”. Por lo tanto, quedaron prohibidos.
Huppental le cortó en febrero 5 millones de dólares al Distrito Escolar de Tucson, por lo cual “los libros fueron sacados de las aulas, puestos en cajas y enviados al depósito de Libros de Texto”, declaró la vocera escolar Cara René, y el Programa de Estudios México-Americanos fue clausurado.
Los “Wet-Books”
Así las cosas, un grupo de texano-chicanos y otros “vatos” se acaban de convertir, declaradamente, en “contrabandistas de libros hacia Nazizona, antes conocida como Arizona.
Ante la quema virtual de libros, estilo Adolfo Hitler o Augusto Pinochet, el grupo de “librotraficantes” está dedicada a juntar libros para cruzarlos la frontera de Arizona en marzo y reglarlos a quien los quiera leer y para crear “bibliotecas clandestinas”, al estilo del escrito de Bradbury.
La caravana de “librotraficantes” estará integrada por famosos autores de libros ahora prohibidos en el estado, como Luis Urrea, Carmen Tafolla, Bárbara Renaud González, Denise Chávez, Rudolfo Anaya, Sandra Cisneros, Helena María Viramontes, y una docena más, y apoyada por otros conocidos artistas e intelectuales latinos, como Lalo Alcaraz, creador de la tira cómica “La Cucaracha”, e instituciones como el Guadalupe Cultural Arts Center de San Antonio y el National Hispanic Cultural Center de Albuquerque.
Tony Díaz, dirigente del proyecto de los “wet-books”, por aquello de los “wet-backs”, espaldas mojadas, y fundador de un grupo llamado Nuestra Palabra: Escritores Latinos Con Algo Que Decir, señala que “A Rosa Parks le negaron un asiento en el camión, a nosotros nos están negando nuestros libros, y eso nos ofende hasta el alma. Tenemos que responder”.
La caravana de Librotraficantes partirá de Houston el 12 de marzo, pasará por San Antonio y El Paso, Texas; Mesilla y Albuquerque, en Nuevo México, y terminará en Tucson, Arizona, el viernes 16 de marzo. De paso, el 17 celebrarán al Batallón de San Patricio, grupo de soldados irlandeses que desertaron del ejército gringo que invadía México en 1848, y se pasaron de nuestro lado. La celebración será para “recordar cómo los irlandeses y mexicanos colaboraron en el pasado”, dicen los Librotraficantes. Por no dejar, al pasar por San Antonio los Librotraficantes se echarán un rollito en el fuerte de El Álamo, histórico sitio donde el ejército mexicano le partió hasta el alma al ejército invasor gringo. Ya en Tucson, se repartirán los libros que queden por medio de una camioneta bautizada como la “Libros Libres Taco Truck”.
Según Tony Díaz, “Sus nietos le preguntarán a todo el mundo dónde estuvo cuando se hizo la Caravana de Librotraficantes del 2012. Habrá que responder ‘Yo apoyé a Tucson, yo apoyé la cultura, yo apoyé la libertad de expresión”.
Yo, mañana me voy a comprar todos nuestros libros en las reventas de a 25 centavos y un dólar, y se los mando a Houston. Si usted, querido lector, quiere hacer lo mismo, contáctelos en www.librotraficante.com.
Y “V” for Victory, Vat@s!!
miércoles, 1 de febrero de 2012
Que se Vayan Gratis
México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx
Mitt Romney, a todas luces, será el candidato del Partido Republicano a la presidencia de los Estados Unidos en noviembre de 2012. Al parecer, la idea de Newt Gingrich de darle un chance de legalizarse a los inmigrantes indocumentados “que tengan más de 20 años viviendo en el país y paguen una multa y aprendan inglés” fue demasiado para los votantes. De legalizar a los inmigrantes a correrlos a todos, mejor correrlos, parece ser la conclusión.
La propuesta básica de Romney, el hijo del mexicano George Romney, “Chihuahua George” para sus cuates, es que los inmigrantes sin papeles se deporten solitos, por cansancio, como consecuencia de hacerles la vida imposible en Estados Unidos. Esa le ganó, al parecer, la votación de tres cuartos de millón de votantes de Florida, contra el medio millón de Newt Gingrich.
El plan es simple: si un inmigrante quiere trabajo, tiene que mostrar papeles; si quiere una licencia, tiene que mostrar papeles; si quiere una identificación, tiene que mostrar papeles; si quiere rentar una casa, tiene que mostrar papeles. Es tan simple que se parece horrorosamente a lo que los Republicanos han tratado de hacer en Alabama, Arizona, Georgia y otros estados, nomás que a nivel nacional. La “consecuencia” de pedirle papeles a todo el mundo por todos lados, dice el mexicanito Mitteo, como le llaman ahora, es la gente se va a cansar y se va a ir “voluntariamente”.
La idea, además, es que se vayan gratis.
Corría el año 2007 cuando la entonces jefa de La Migra, Julie L. Myers, declaró que “nuestra agencia calcula que costaría por lo menos 94 mil millones de dólares deportar a todos los inmigrantes indocumentados”. Para 2009, el Director de Operaciones de la Migra, Kumar Kibble, declaró en una audiencia pública que “el costo real de arrestar, encarcelar y deportar a cada inmigrante indocumentado es de 12 mil 500 dólares”.
Según Kibble, deportar a 393 mil inmigrantes ese año, había costado unos 4 mil 900 millones de dólares. Por lo tanto, el costo de deportar a 11 millones de indocumentados para ese año sería de 137 mil 500 millones de dólares. Ese número, lleno de ceros, es exactamente igual al déficit del gobierno federal de noviembre del año pasado. Y son números de 2009…
Que se Vayan Solos
Para este año de 2012, el costo de deportar a todos los sin papeles está calculado en casi 200 mil millones de dólares, considerando entre otras cosas 29 mil millones en arrestos, 3 mil 350 millones en encarcelamiento, 7 mil millones en costos legales, y 6 mil millones en transportación, según dice La Migra. El plan del mexicanito no está mal en los números.
En vez de reventarse una lanota por buscar, arrestar, encarcelar, juzgar y transportar 11 millones de personas, les harían la vida de cuadritos y se van solos. Fácil.
Nomás que no tiene mucho sentido cuando se le compara con la terca realidad real.
La realidad real es que hoy, si un inmigrante quiere trabajo, tiene que mostrar papeles; si quiere una licencia, tiene que mostrar papeles; si quiere una identificación, tiene que mostrar papeles; si quiere rentar una casa en algunos lugares, tiene que mostrar papeles; si se pasa un alto tiene que mostrar papeles; si quiere una licencia comercial tiene que mostrar papeles. Y en muchos empleos, el que tiene que mostrar papeles es el patrón, por aquello del E-Verify, y así por el estilo.
Desde ese punto de vista, la propuesta del radical de derecha Romney es tan simple que se parece horrorosamente a lo que los Demócratas han estado haciendo a nivel nacional desde la Casa Blanca desde hace tres años.
Pero la realidad real es que mucha gente no se ha ido a sus países de origen, sino a pueblos, ciudades y estados menos gachos y ya. Y la realidad real es que los chambeadores que ya de plano no pueden agarrar chamba ni en una agencia temporal se vuelven lo mismo que eran allá en el terruño, vendedores ambulantes de anteojos oscuros y tamales en las banquetas y se quedan y ya.
Pero ni es cuestión de lana ni cuestión de deshacerse de los inmigrantes sin papeles. Ni el plan de Romney de que “se vayan solitos” ni el de Obama de deportar a los más posibles tienen nada que ver con la realidad o con resolver la cuestión migratoria. Tienen que ver con ganar las elecciones y ya.
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx
Mitt Romney, a todas luces, será el candidato del Partido Republicano a la presidencia de los Estados Unidos en noviembre de 2012. Al parecer, la idea de Newt Gingrich de darle un chance de legalizarse a los inmigrantes indocumentados “que tengan más de 20 años viviendo en el país y paguen una multa y aprendan inglés” fue demasiado para los votantes. De legalizar a los inmigrantes a correrlos a todos, mejor correrlos, parece ser la conclusión.
La propuesta básica de Romney, el hijo del mexicano George Romney, “Chihuahua George” para sus cuates, es que los inmigrantes sin papeles se deporten solitos, por cansancio, como consecuencia de hacerles la vida imposible en Estados Unidos. Esa le ganó, al parecer, la votación de tres cuartos de millón de votantes de Florida, contra el medio millón de Newt Gingrich.
El plan es simple: si un inmigrante quiere trabajo, tiene que mostrar papeles; si quiere una licencia, tiene que mostrar papeles; si quiere una identificación, tiene que mostrar papeles; si quiere rentar una casa, tiene que mostrar papeles. Es tan simple que se parece horrorosamente a lo que los Republicanos han tratado de hacer en Alabama, Arizona, Georgia y otros estados, nomás que a nivel nacional. La “consecuencia” de pedirle papeles a todo el mundo por todos lados, dice el mexicanito Mitteo, como le llaman ahora, es la gente se va a cansar y se va a ir “voluntariamente”.
La idea, además, es que se vayan gratis.
Corría el año 2007 cuando la entonces jefa de La Migra, Julie L. Myers, declaró que “nuestra agencia calcula que costaría por lo menos 94 mil millones de dólares deportar a todos los inmigrantes indocumentados”. Para 2009, el Director de Operaciones de la Migra, Kumar Kibble, declaró en una audiencia pública que “el costo real de arrestar, encarcelar y deportar a cada inmigrante indocumentado es de 12 mil 500 dólares”.
Según Kibble, deportar a 393 mil inmigrantes ese año, había costado unos 4 mil 900 millones de dólares. Por lo tanto, el costo de deportar a 11 millones de indocumentados para ese año sería de 137 mil 500 millones de dólares. Ese número, lleno de ceros, es exactamente igual al déficit del gobierno federal de noviembre del año pasado. Y son números de 2009…
Que se Vayan Solos
Para este año de 2012, el costo de deportar a todos los sin papeles está calculado en casi 200 mil millones de dólares, considerando entre otras cosas 29 mil millones en arrestos, 3 mil 350 millones en encarcelamiento, 7 mil millones en costos legales, y 6 mil millones en transportación, según dice La Migra. El plan del mexicanito no está mal en los números.
En vez de reventarse una lanota por buscar, arrestar, encarcelar, juzgar y transportar 11 millones de personas, les harían la vida de cuadritos y se van solos. Fácil.
Nomás que no tiene mucho sentido cuando se le compara con la terca realidad real.
La realidad real es que hoy, si un inmigrante quiere trabajo, tiene que mostrar papeles; si quiere una licencia, tiene que mostrar papeles; si quiere una identificación, tiene que mostrar papeles; si quiere rentar una casa en algunos lugares, tiene que mostrar papeles; si se pasa un alto tiene que mostrar papeles; si quiere una licencia comercial tiene que mostrar papeles. Y en muchos empleos, el que tiene que mostrar papeles es el patrón, por aquello del E-Verify, y así por el estilo.
Desde ese punto de vista, la propuesta del radical de derecha Romney es tan simple que se parece horrorosamente a lo que los Demócratas han estado haciendo a nivel nacional desde la Casa Blanca desde hace tres años.
Pero la realidad real es que mucha gente no se ha ido a sus países de origen, sino a pueblos, ciudades y estados menos gachos y ya. Y la realidad real es que los chambeadores que ya de plano no pueden agarrar chamba ni en una agencia temporal se vuelven lo mismo que eran allá en el terruño, vendedores ambulantes de anteojos oscuros y tamales en las banquetas y se quedan y ya.
Pero ni es cuestión de lana ni cuestión de deshacerse de los inmigrantes sin papeles. Ni el plan de Romney de que “se vayan solitos” ni el de Obama de deportar a los más posibles tienen nada que ver con la realidad o con resolver la cuestión migratoria. Tienen que ver con ganar las elecciones y ya.
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