miércoles, 4 de abril de 2012

Las Buenas Intenciones…

México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx


Con buenas intenciones, sin duda alguna, el Congreso Mexicano aprobó hace unas semanas otra barrabasada de las que acostumbra. Cortesía de la Diputada panista Lety Salazar, Presidenta de la Comisión de Población, Fronteras y Asuntos Migratorios en la Cámara de Diputados, y de uno de los niños Verdes en el Senado, el imberbe Manuel Velasco Coello, se le agregó in parrafito al inciso a) de la fracción I del artículo 20 de la Ley de Nacionalidad.

El párrafo, que solamente espera la firma de Calderón para ser un hecho legal, dice así: “Quedarán exentos de comprobar la residencia que establece la fracción I, aquellos descendientes en línea recta en segundo grado de un mexicano por nacimiento, siempre que no cuente con otra nacionalidad al momento de la solicitud; o bien no le sean reconocidos los derechos adquiridos a partir de su nacimiento”.

La noticia recogida por algunos medios de comunicación mexicanos, ya sea porque así se los dictaron o así lo entendieron o nomás porque así reprodujeron el comunicado de prensa del Congreso, explica que ese párrafo “elimina el requisito de residencia a los descendientes en línea directa de un ciudadano mexicano y que se le reconozca su nacionalidad, independientemente de tener o no tiempo de residencia en territorio nacional”.

La racionalidad, en palabras de la panista Salazar, es que lo más importante que tiene el Decreto consiste en “exentar a los extranjeros descendientes en línea recta en segundo grado de un mexicano por nacimiento, de comprobar la residencia mínima de dos años previos a la presentación de la solicitud y siempre que no cuenten con otra nacionalidad al momento de la solicitud”.

Agregan los boletines de prensa que “Lo anterior”, siempre según la diputada, “fue expuesto como una inquietud por parte de los Consejeros del CCIME, en las múltiples reuniones sostenidas con nuestros connacionales en Territorio Nacional y en la propia Unión Americana”.

¡Mea culpa! Efectivamente, aún como miembros del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, cabildeamos por una cosa así… pero criticamos el texto exacto de la propuesta y les dijimos claritamente clarito que estaba mal.

… y Las Malas Acciones

Sospecho con el pecho y calculo con el pié derecho que los legisladores nunca entendieron lo que andábamos diciendo.

Se trataba de eliminar el requisito, efectivamente, de 5 años de residencia para que un chamaco nieto de mexicano(s) nacido en extranjia, particularmente en Estados Unidos, pueda obtener la nacionalidad mexicana. Esto ampliaría el espectro de la nacionalidad mexicana hasta la segunda generación, es decir, no solamente los hijos de mexicanos sino sus nietos podrían ser considerados nacionales mexicanos. De golpe, México podría “adquirir” unos 10 o 15 millones más de nacionales.

Pero en su infinita sabiduría, los legisladores no entendieron nada.

El error está es la condicionante que le pusieron al Decreto, ése de que “siempre que no cuenten con otra nacionalidad al momento de la solicitud”.

Hasta la fecha, no conozco casos de niños que no gocen de alguna nacionalidad, y si los hay se me hace que deben ser extraordinariamente raros. Entre los adultos refugiados políticos, expatriados y otros si hay algunos, pero no creo que entre los niños.

Las “explicaciones” de Salazar y Velasco argumentan que la iniciativa se presentó para “enfrentar diversas iniciativas estadounidenses que dejarían sin nacionalidad a los hijos de migrantes ilegales y que tampoco gozarían de la nacionalidad mexicana, por lo que serían apátridas”.

Falso de toda falsedad. Ninguna iniciativa real en Estados Unidos amenaza con “dejar sin nacionalidad” a los hijos de nadie (en todo caso sería a los “nietos”, lo cual tampoco tiene sentido). Sería necesaria una enmienda a la catorceava Enmienda de la Constitución gringa, que fuera aprobada por mayoría calificada de dos terceras partes en el Congreso y refrendada por 34 estados para que sucediera. No existe tal iniciativa. Lo que hay es habladuría del Tea Party, y no ha llegado a más. Ninguna de las más de 640 iniciativas estatales podría hacerlo.

Calderón, de seguro, la firmará, y si alguien lleva cuentas en México de las leyes absurdas, lo invito a que revise en un año cuantos “niños sin nacionalidad” la han usado.

Y por cierto, le dedico esta columna a mi hermana Adriana Mújica Murias, flamante diputada del estado de Morelos, con la absoluta confianza de que no va a hacer ninguna estupidez de este tamaño. ¡Felicidades Adriana!

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