jueves, 11 de octubre de 2012

La Nueva Meximigra


México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx


“En el tema fronterizo tenemos que velar por tener una membrana inteligente, que detenga lo malo y deje pasar lo bueno, incluido las personas, tenemos que tener un cuidado puntual de los derechos, un gobierno humano para tener un tratamiento de las fronteras, vamos a reforzar las políticas de la integración e internación de los extranjeros”.
            Las anteriores no son palabras de Mitt Romney o alguno de sus asesores Republicanos anti-inmigrantes, aunque suenen por ese lado. “Detener lo malo y dejar pasar lo bueno, incluyendo las personas”, me suena a discurso propio de alguna autoridad de Arizona.
            Pero la declaración no se produjo de este lado, sino en México. Las pronunció el
Ex Coordinador de Asuntos Internacionales del Estado de México, Asesor Económico del mismo Estado, fundador y Presidente del Grupo Draconis (no los entrenadores del Pókemon, sino una “empresa consultora en transferencia internacional de tecnología industrial”), con títulos profesionales del ITESM, las Universidades de Cambridge y Tulane, y un post-doctorado del Instituto Universitario Europeo de Florencia, Italia. En estos días, se desempeña como coordinador de temas migratorios en el gabinete de transición de Peña Nieto.
            Su nombre es Arnulfo Valdivia Machuca, y quiere crear una nueva Patrulla Fronteriza “inteligente” del lado mexicano. Eso suena a contradicción, porque el concepto de impedir o dificultar el paso de los trabajadores hacia sus centros de trabajos no tiene nada de “inteligente”, ni desde el punto de vista económico ni el humano, pero en fin.
            Según Valdivia, “los esfuerzos sobre migración van encaminado a la creación de una frontera que funcione como ‘membrana inteligente’, una especie de filtro fronterizo que logre discernir las posibilidades de tránsito que tienen quienes arriban a México, es decir, que pueda crear los filtros necesarios para que quienes cruzan por la frontera sur no se queden varados en su intento por cruzar a Estados Unidos”.
            Explicando al post-doctor, diremos que se trataría de dejar pasar por la frontera sur solamente a quienes garanticen que pueden pasar por la frontera norte.

Eliminar a los Pobres

Los planes del nuevo Juan Hernández, aquél güerito texano de sangre azul designado por Vicente Fox para tratar los asuntos migratorios desde la presidencia, se basan en cuatro puntos: 1- “Crear una política de Estado en la que participen todas las dependencias”; 2-  tener “Una frontera más respetuosa de los derechos humanos y con miras a atender la seguridad no sólo nacional, sino regional”; 3- “Modificar las especificaciones legales para el cruce de personas”, y 4- “Modernizar y crear nuevos filtros para tratar el flujo de personas por el territorio nacional, con el fin de disminuir el número de indocumentados que se concentran en la frontera norte sin posibilidades de cruzarla, formando cinturones de pobreza”.
            La primera suena hasta loable de alguna manera, y la han demandado los migrantes, La política migratoria mexicana, pese a ser el país con más migrantes en el mundo, sigue repartida entre 8 o 10 dependencias del gobierno federal, y es hora de crear una Secretaría de Migración. La segunda suena sospechosa. “Seguridad regional” es una frase favorita de los gringos casa vez que se meten en América Latina en vez de atender a las raíces de sus problemas en casa, como el consumo de drogas que fomenta la existencia del narco.
La tercera suena de plano rara. Hace apenas dos semanas Felipe Calderón por fin emitió el Reglamento de la Ley Mexicana de Migración, y eso de “Modificar las especificaciones legales para el cruce de personas” suena como a empeorarla un poco más. Y la cuarta suena exactamente como a Arizona. En vez de procurar una política de libre tránsito, se trataría de hacerle el trabajo sucio a la Migra gringa desde la frontera sur, evitando que los centro y sudamericanos lleguen a Estados Unidos por la vía de no dejarlos siquiera entrar a México.
En resumen, Valdivia dice que “Tener una frontera con cuidado de los derechos humanos no forzosamente implica que se deje pasar a todos, sino que se permita el tránsito a quien no se le tendrá en condiciones de peligro en la frontera norte”. O sea que en aras de la “seguridad” de los migrantes, mejor no los dejamos pasar y ya.
Curiosamente, según las autoridades migratorias, al año cruzan cerca de 400 mil personas por la frontera sur sin documentos, de los cuales 80 mil son deportados y 70 mil logran llegar a Estados Unidos, más o menos uno de cada cinco. Los 250 mil que se quedan equivalen, casi exactamente, a los mexicanos que pasan para “el norte” cada año.
Una política poblacional coherente estaría feliz con ese balance y debía concentrarse en las condiciones de vida y empleo de quienes residan en México, mexicanos o no. Pero la política de Peña Nieto parece encaminada no a eliminar la pobreza, sino a los pobres.

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