miércoles, 9 de febrero de 2011

La Frontera Inteligente




México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx

La Frontera Inteligente


Surgió hace un par de años y se llama el proyecto de la “Frontera Inteligente”, una iniciativa bien comercial pero con sentido, para que los comerciantes fronterizos dejen de perder dólares por lo tardado del cruce. Según sus organizadores, comerciantes de ambos lados de la rayita, cada año se pierden unos 8 mil 580 millones de dólares porque la clientela se tarda horas en cruzar la línea.

Más tiempo esperando en la línea es, automáticamente, menos tiempo para hacer “shopping” y negocios de los dos lados de la raya. Y Como dice el dicho, “el tiempo vale oro”.

Según sus números, en el cruce de Tijuana-San Diego, la frontera más transitada del mundo, con unos 10 millones de turistas al año, la pérdida cada doce meses es de 5 mil 100 millones de dólares. Poquito a un lado, la frontera de Mexicali-Condado Imperial, pierde unos 3 mil 300 millones al año.

Y repito, eso de “frontera inteligente” es un puro proyecto comercial. Para ser “socio” de la futura frontera abusada, cada quien le tiene que entrar con 50 mil dólares o más, pero varios estados, condados y municipios le entraron. Otro tipo de socios, tal vez menos adinerados pero mas inteligentes, son compañías y personas que evalúan programas para acortar los tiempos de espera, y cada uno tiene que ponerse con 25 mil dólares por año para opinar.

Otros socios son compañías con intereses financieros o inmobiliarios en los dos lados de la frontera, que cabildean y gestionan ante los gobiernos federales de los dos lados. En realidad, estos son los de los pesos (¡y dólares!) pesados. Programaron una inversión anual de 6 mil dólares, que esperan recuperar desarrollando e implementando medidas para reducir los tiempos de espera en la frontera.

Parte de la lana de los socios se usa para ingeniería y diseño de una triple caseta de inspección en cada puerta de entrada, carriles de pago en efectivo para cruce rápido, para “programas para concientizar a la comunidad sobre la crisis que viven los cruces fronterizos” y para “educar y enseñar a la comunidad las ventajas económicas de tener un cruce rápido y un intercambio comercial expedito entre ambos estados”.

La Frontera Idiota

Todo eso viene a colación porque hace unos días la administración de Barack Obama emuló al burro de la fábula y finalmente sopló en la dirección correcta y tocó la flauta.

Resulta que la jefaza de (in)Seguridad Nacional, Janet Napolitano anunció, aunque calladitamente, que decidieron liquidar el proyecto de vigilancia fronteriza de alta tecnología, la llamada “barda virtual”, en el cual se invirtió la chorrada de mil millones de dólares a costa de los contribuyentes. Se inició en 2006, por decisión del Congreso, y nomás cubrió 53 millas de frontera.

La “barda virtual” tenía una red de cámaras, sensores de movimiento y radares que supuestamente detectarían la entrada de indocumentados para que la Patrulla Fronteriza los cachara de boleto. Pero en cuatro años cacharon hartos coyotes, no de los de dos patas sino de los de verdad, de los de cuatro, pero casi ningún indocumentado, y todo al módico costo de 15 millones de dólares de inversión por cada milla real de barda virtual. De lo cual se deriva que los únicos inteligentes en todo el proyecto fueron los ejecutivos de la compañía Boeing, que le vendieron al gobierno tecnología que no funcionó pero hicieron millones con un contratito. Y más, porque siguen contratados para “darle mantenimiento al equipo ya instalado”.

Claro que a los Republicanos, que aprobaron el absurdo proyecto en primer lugar, nada les gusta y criticaron a Obama por “tardarse mucho en tomar la decisión de cancelar el proyecto”, y por “tardarse demasiado en decidir que hacer en vez de la barda virtual”. Quieren tecnología moderna, más personal y equipo para la Patrulla Fronteriza.

Yo digo que mejor le entren con su cuerno al proyecto de Frontera Inteligente. Mil millones de dólares alcanzarían como para poner un puente en cada kilómetro de la frontera, o de perdida dos por cada ciudad y cada pueblo, y triplicar el personal que le pregunta a uno si es ciudadano al tratar de cruzar. Eso promovería el comercio y las relaciones sociales de ambos lados de la frontera, que es exactamente lo que se necesita en tiempos de recesión.

Pero no creo que suceda. Un plan así no le da ganancias a nadie importante, ni a ningún congresista ni al presidente ni a ningún ejecutivo. Es una idea descabellada, porque nadie en Washington es lo suficientemente inteligente como para entenderla.

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