jueves, 22 de diciembre de 2011

Nuestros Otros Estados


México del Norte
Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx

Con la novedad de que los latinos (cualquier cosa que eso signifique), parece que además de reclamar todos los estados que nos volaron los gringos hace un siglo y medio, parte todos de México, podemos reclamar algunos que nadie pensaba que tenían que ver con nuestra historia.

Según una reciente publicación científica, por allá por las montañas de Georgia hay un sitio arqueológico denominado, a falta de mejor nombre, como “9UN367”. Está cerquita de un lugar en medio de la nada denominado Track Rock Gap, por una montaña de apellido Brasstown Bald.

Hasta ahí nada indicaría que nosotros tenemos nada que ver con el lugar ni sus piedras ni nada. La descripción es de un sitio que mide como media milla cuadrada y tiene terrazas que se elevan más de 200 metros sobre la superficie, con 154 muros de contención y un sofisticado sistema de irrigación.

Imagínese la imagen nuestro lector, si cabe la redundancia. Unos 800 metros de construcción con más de 150 muros de terrazas para la agricultura. ¿Suena familiar? Pregunto porque a mí se me figura como una de esas estructuras llamadas “prehispánicas” regadas por México y América Central donde, a falta de valles, se cultivaban los cerros. Por obviedad, hay que mencionar que ningún grupo de habitantes conocidos del área construyó algo que se le parezca. Es más, la llamada Banda de Cherokees del Este lo considera un sitio sagrado y lo ocuparon durante algunos siglos, pero no antes de 1793.

El sitio está registrado desde 1715, cuando un judío de apellido Liube grabó su nombre en una roca en Track Rock Gap, y hay expedientes de principios de los 1800’s de “cientos de rocas y ruinas en la ladera de una colina, parecidas a muros de fuertes y de forma circular”. De hecho, los mismos expedientes reportan que los indios Cherokee del área negaron haberlos construido.

Según dicen, con ganas de asignarle un nombre, el lugar es posiblemente la mítica ciudad de Yupaha, que el explorador español Hernando de Soto buscó como loco por allá en 1540 y nunca pudo encontrar.


Boshitos del Norte


Y resulta que esta construcción no es única. Hay ruinas parecidas en Tennessee, Carolina del Sur y el oeste de Carolina del Norte.
Estos son los estados a los que me refiero en el título de esta columna, porque según todos los indicios arqueológicos de los últimos diez años, las ruinas son Maya.

Si, Maya como los Mayas de México y América Central, esos que misteriosamente desaparecieron hace unos cuantos miles de años y dejaron restos de una avanzadísima civilización.

Para empezar, el primer nombre registrado en los mapas europeos del lugar es Itsate, como se llamaban los Maya a sí mismos. Brutos como siempre, cuando los inmigrantes protestantes llegaron al lugar, por allá por 1820, adaptaron el nombre de la aldea Cherokee Itsa-ye, como “Itsaye”, que significa “latón” (“brass”), y le pusieron Brasstown. Itsa-ye, en Maya, significa “El Lugar de los Maya”. Y hay varios pueblos del mismo nombre en Tennessee, Carolina del Sur y el oeste de Carolina del Norte, cerca de sendos sitios arqueológicos.

Pa’ seguir, solamente los Maya y los antecesores de los indios Creek de Georgia construyeron estructuras de este tipo. Más aún, el lenguaje de los indios Creek tiene un montón de palabras de indudable origen mesoamericano, especialmente Totonaca.

Y además, los restos de cerámica encontrados y datados con pruebas de carbono como de alrededor de mil años antes de nuestra era en Ocmulgee, en Georgia central, son virtualmente idénticos a la llamada “Cerámica Roja Maya”.

Su exploración moderna comenzó en 1999, y gracias a un grupo de académicos indígenas americanos llamados “People of One Fire”, Gente de Una Fogata o algo así, se comprobó que las estructuras son iguales a muchas de Chiapas, Guatemala, Belize y Honduras.

Según el arqueólogo sudafricano Johannes Loubser, la antigüedad del lugar coincide con la diáspora Maya, que dejó vestigios estilo mesoamericano en Georgia, Alabama y el sureste de Tennessee. Según un reporte al “People of One Fire”, los sitios podrían ser de emigrantes Maya cansados de las guerras, hambrunas y sequías, que finalmente se mezclaron con los residentes de los lugares y formaron lo que son hoy algunas tribus de indígenas americanos.

Eso nos autorizaría a reclamar esos estados aunque, como dice mi amigo Juan Andrés Mora, no vaya a ser al revés y los gringos vayan a querer usarlo de argumento para reclamar México y Centroamérica…

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